Las claves de la LOMCE
Escrito por REYES CATOLICOS CRA, miércoles 11 de diciembre de 2013 , 14:09 hs , en Prensa/Televisión

 

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  • Alvaro Rodriguez el jueves 14 de agosto de 2025, 10:23 hs

    Normativa de los extintores

    En España, la normativa de los extintores no es un simple texto legal olvidado en el BOE; es, literalmente, una línea roja que separa la seguridad de la tragedia. Las leyes actuales obligan a que viviendas, comercios, industrias e incluso espacios públicos dispongan de equipos de protección contra incendios debidamente homologados y en perfecto estado de funcionamiento. Porque sí: un incendio no avisa, y la diferencia entre un susto y una catástrofe puede estar colgada de una pared, pintada de rojo y con un precinto intacto.

    La normativa contra incendios, en su sentido estricto, establece criterios técnicos y requisitos claros que todo extintor y sistema de protección debe cumplir. Aquí no se trata de caprichos burocráticos, sino de garantizar que, llegado el momento, el equipo responda como debe. Y aunque cada comunidad autónoma tiene capacidad para establecer sus propias disposiciones, todas deben ajustarse a la legislación nacional y al marco europeo vigente.

    ¿Normativa o reglamento? La diferencia que conviene conocer

    En el lenguaje común, solemos mezclar “normativa” y “reglamento” como si fueran sinónimos. No lo son. La normativa marca estándares de calidad y seguridad, mientras que el reglamento regula la aplicación de esos estándares. En otras palabras, la normativa dice cómo debe ser un extintor; el reglamento, dónde y cómo instalarlo, y cómo mantenerlo en condiciones óptimas.

    Contenido esencial de la normativa contra incendios

    La legislación española establece obligaciones muy concretas que buscan un triple objetivo: prevenir, contener y permitir una evacuación segura. Entre ellas:

    • Instalar equipos adaptados al riesgo y a la tipología del inmueble.
    • Garantizar que el fuego, de producirse, no se propague sin control.
    • Permitir la evacuación del público en condiciones seguras, evitando el colapso de vías de escape.

    Y aquí llega la primera gran pregunta que todos deberíamos hacernos: ¿cumple nuestro edificio, oficina o local estas condiciones mínimas? Si la respuesta es dudosa, es hora de tomar medidas, empezando por revisar la ubicación, capacidad y estado de todos nuestros extintores.

    Obligatoriedad y alcance en Europa

    En países como Francia, la instalación de detectores de humo y extintores en viviendas no es una recomendación: es ley. En España, aunque la normativa es exigente, todavía encontramos inmuebles –especialmente los construidos antes de 2006– que carecen de sistemas básicos de protección activa. Y el riesgo, en esos casos, es exactamente el mismo o incluso mayor.

    Edificios antiguos: el reto de adaptar lo que ya existe

    Quien viva en un edificio con una sola escalera, sin luces de emergencia y sin extintores accesibles en zonas comunes, sabe que la amenaza no es teórica. Un incendio en la cuarta planta puede llenar de humo la única vía de escape y convertir el rellano en una trampa mortal. Aquí, la instalación de un extintor en cada rellano no es solo una recomendación: es un seguro de vida a bajo coste.

    Medidas básicas que marcan la diferencia

    Incluso cuando cumplir al 100% con el Código Técnico de la Edificación resulte inviable –por estructura, por costes o por normativa–, cualquier mejora cuenta. Colocar extintores accesibles, instalar luces de emergencia que guíen la evacuación, y dotar al edificio de sistemas de detección de humo son pasos sencillos que salvan vidas.

    En este punto, también es esencial recurrir a información especializada y actualizada. Un buen ejemplo lo encontramos en el blog de protección contra incendios, donde la prevención y la normativa se explican con un enfoque práctico, adaptado a entornos de alto riesgo.

    El mantenimiento: obligación y responsabilidad

    No basta con instalar un extintor y olvidarlo. La normativa obliga a revisiones periódicas realizadas por empresas certificadas, que se encargan de comprobar presión, caducidad, precintos y operatividad. Saltarse estas revisiones es, en la práctica, dejar que el azar decida el desenlace de un posible incendio.

    Protección contra incendios: más allá del mínimo legal

    La ley marca el suelo, pero la seguridad exige apuntar más alto. Los airbags y cinturones de seguridad no eran obligatorios en todos los coches hasta hace pocas décadas, y hoy nadie se plantea viajar sin ellos. Con la protección contra incendios ocurre lo mismo: instalar alarmas, sistemas automáticos de extinción o extintores adicionales no debería verse como un gasto, sino como una inversión en vidas y patrimonio.

    La importancia de la rapidez en la respuesta

    En caso de incendio, los primeros minutos son decisivos. Un extintor accesible y en buen estado puede convertir un incendio potencialmente devastador en un incidente menor. Por eso, la ubicación estratégica y la formación de los ocupantes para su uso son tan importantes como la instalación misma.

    Consecuencias de incumplir la normativa

    Los ayuntamientos y comunidades autónomas pueden ordenar el cierre inmediato de establecimientos que no cumplan con las medidas de protección contra incendios. En el caso de edificios de gran altura, instalaciones industriales o lugares con gran afluencia de público, el incumplimiento puede acarrear sanciones económicas severas y responsabilidades penales en caso de siniestro.

    La normativa de los extintores no es un capricho administrativo: es una herramienta de prevención diseñada para salvar vidas. Y aunque pueda resultar incómodo o costoso adaptar ciertos edificios, la alternativa –en términos de riesgo humano y económico– es inasumible. Apostar por equipos de protección contra incendios certificados, bien mantenidos y estratégicamente distribuidos no es solo cumplir la ley: es proteger lo que más importa.